I 30

En cuanto te acercas a la puerta, uno de los alguaciles da un paso adelante y te da el alto.

– ¿Quién sois y qué os trae aquí? –os pregunta tanto a ti como a Mateo, con cierto tono de desprecio. Tal vez la pinta de Mateo, con sus ropas andrajosas y aspecto de pordiosero no le inspira mucha confianza... y quizás aún menos el arma que llevas al cinto.

Puedes dar una de las siguientes contestaciones:

"Estamos buscando a unos bandidos que creemos que han entrado al pueblo" Pasa al 39.
"Soy comerciante, y él (Mateo) es mi criado" Pasa al 71.
"Tal vez estos maravedíes hablen por mí y podais daros por satisfechos..." Pasa al 106.