En la planta de arriba el taller tiene muchos más apartados. Además de los pupitres, donde hay libros con espacio libre junto al texto, esperando ser rellenados por los iluminadores, hay un espacio donde varios tinteros permanecen a la espera de ser rellenados, otro donde se encuentran varios raspadores junto a unas pieles y cubetas llenas de un líquido blanquecino, y otro en el que descansan varias tablillas de madera al lado de varias agujas curvadas y enhebradas. También hay algunas hojas roídas y esparcidas por el suelo.
Sentado en uno de los pupitres se encuentra un fraile; este sostiene una pluma en su diestra y un cuchillo en su izquierda, que apoya en la página de un libro. Te mira al cabo de un instante.
– ¿Necesitas algo? –te pregunta–. Estoy bastante ocupado.
¿Le preguntarás qué está haciendo? Pasa al
7.
¿O bajarás de nuevo las escaleras? Pasa al
37.