II 15

Te acercas a una modesta casa de madera sin ventanas y con un marco carente de puerta y cubierto solo con una lona que hace las veces de cortina corredera. Cuando accedes al interior, los pocos rayos de luz que aún arroja el sol de la tarde iluminan una fina capa de polvo presente por toda la estancia. El lugar es lo suficientemente amplio como para que puedan vivir media docena de personas algo apretadas. Hay varios jergones de paja en los rincones a modo de lecho. Nada más. Por lo humilde del lugar, puede tratarse del edificio donde duermen los siervos legos de la abadía.

Te marchas del lugar. Consulta el plano.