II 16

¡Tus golpes no tienen efecto alguno! El fraile al que golpeas cae cada vez que recibe tu ataque, pero vuelve a levantarse como si nada. No importa cuántas veces le golpees ni lo fuerte que lo hagas, siempre se levanta y se lanza hacia ti más y más enfurecido. Tras unos minutos de lucha infructuosa, comienzas a cansarte, hasta que tus fuerzas te fallan y caes en las manos de tu enemigo, que te estrangula hasta que mueres asfixiado.