I 108

Con un último golpe, Yehudá cae al suelo sin vida, soltando su cuchillo, y yace inmóvil con los ojos cerrados. Tal como te dijo el rabino Nehemiah, te apresuras a cortarle la cabeza (si no tienes un arma de filo puedes coger la espada de Awland). Justo en ese momento, la cabeza de Yehudá vuelve a abrir los ojos y emite un chillido estridente, al tiempo que se cubre poco a poco de pelo y se va formando el rostro de una horrible bestia. Te apartas de su cabeza, invadido por el miedo ante una visión tan horrorosa, pero pronto los chillidos cesan, la cabeza de Yehudá vuelve a su estado original y finalmente cierra los ojos para siempre. Suspiras de alivio; no te apetecía nada enfrentarte con el espíritu de Aquella que se regocija en la sangre del herido.

Tu búsqueda ha terminado tristemente. Alis yace sin vida; la maldición de su antiguo amo se ha cumplido.

¿Sigue vivo Mateo?

Si ha caído en combate, pasa al 110.
Si aún vive, pasa al 111.