II Introducción

Hace ya varios días que caminas en dirección norte, atravesando tierras manchegas, de regreso a tu hogar. Has recorrido muchas leguas, y ahora te encuentras sin provisiones (resta de tus pertenencias toda la comida que tuvieras). Tu preocupación aumenta a medida que avanzas sin encontrar ni un solo rastro de civilización. Está atardeciendo cuando, a lo lejos, divisas una elevada colina de hierba alta. Avanzas hacia la colina, ya que desde su cumbre podrías otear el horizonte en busca de algún pueblo o aldea. Has subido ya un buen trecho, cuando entonces, al levantar la vista, tras la cumbre comienzas a ver lo que parece ser una muralla. Aligeras el paso, esperanzado por tal visión, y al llegar a lo más alto de la colina descubres que justo al otro lado de esta se alza una gran abadía amurallada. Cualquiera diría que se construyó justo en ese lugar para que no fuera detectada. En cualquier caso, te alegras de haberla encontrado y te apresuras a buscar su entrada, rodeando la muralla. Finalmente la encuentras en el lado sureste de la misma y llamas a la puerta.