II 61

Este sencillo edificio está rodeado de un pequeño huerto totalmente seco. Dentro hay varias camas de madera con finos colchones de paja. Al fondo hay una amplia mesa con algunos matraces, redomas y utensilios variopintos, como ventosas, lancetas y tenazas. A la mesa se sienta un fraile que está manipulando las redomas y mezclando sus contenidos. El fraile advierte tu presencia, y sin dejar lo que está haciendo, te habla:

– ¿Por qué has venido aquí? ¿Te duele algo? ¿Tienes alguna afección?
Le dices que no, que simplemente te estás dando una vuelta por la abadía.
– Yo soy fray Arturo, herbolario de la abadía –se presenta–. Puedes acudir a mí cuando te encuentres mal, pero ahora me gustaría poder seguir trabajando a solas y con tranquilidad. ¿Por qué no vas al refectorio? La cena ya no debe tardar mucho en servirse.

Sal de la habitación para no molestar a fray Arturo. Consulta el plano y elige otra localización.
Si quieres, puedes hacerle caso y dirigirte directamente al refectorio. Pasa al 100.