II 25

Dejas caer la antorcha (réstala de tu equipo) y subes a toda prisa hacia el exterior trepando desesperadamente por la cuerda. Una vez fuera, tiras de ella y vuelves a tapar el agujero con la rejilla. ¿Qué demonios era eso? Te ha dado un susto de muerte. Entonces piensas que lo tienes bien merecido, por andar husmeando por donde no debes. Tal vez ya es hora de que vayas a cenar y dejes de fisgar por la abadía. En cualquier caso, recuerda que has forzado la rejilla y ahora se puede abrir fácilmente...

Consulta el plano.