II 110

Antes de irte, sacas de la mochila el libro que compraste al mediero de la judería de Palma del Río y se lo enseñas al magister. Este sonríe al verlo.

– ¿De qué trata? –te pregunta.
– Es un libro sobre teología hebrea, pero está escrito en castellano –le contestas–. No sé si puede interesar aquí...
– Por supuesto que sí –te interrumpe el fraile, entusiasmado–. El conocimiento no debe limitarse a la verdadera religión, también debemos conocer otros cultos para saber detectar sus fallos.

Te mira unos instantes y te entrega otra llave más pequeña.

– Es la llave de las alacenas de la biblioteca. Guardan volúmenes cuya lectura es peligrosa para aquellos que no sean lo suficientemente juiciosos, pero tú me has demostrado que lo eres. Puedes leerlos si te place.

Le das las gracias al magister y abandonas el aula.

Si entras en la biblioteca, podrás abrir las alacenas con esta llave aunque el texto indique lo contrario.

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