II 102

Cuando entras al templo te sumes en una oscuridad casi completa. Las ventanas son pequeñas y no dejan pasar la luz del sol, y además no hay ninguna vela alumbrando, como es costumbre en los templos. Cuando te acostumbras a la oscuridad, puedes ver que inmediatamente se abre la entrada a las dos torres–campanario que flanquean la puerta principal. En su interior, unos sinuosos peldaños permiten acceder a lo alto, desde donde puede verse toda la abadía.

Avanzas por el transepto, coronado por siete ábsides. Tanto las losas como los muros de la nave central alojan multitud de sarcófagos y losas sepulcrales con los restos mortales de abades y condes. Un par de bancos sirven de asiento a los visitantes de la nobleza que deseen participar en los oficios (el resto de asistentes ha de permanecer en pie). Y cerca de éstos se sitúa el coro de la iglesia, donde los monjes se reúnen para sus cánticos regulares.

A tu izquierda, a lo largo del transepto, se abren varias puertas.

¿Por cuál de ellas pasarás?

Por la primera. Pasa al 2.
Por la segunda. Pasa al 21.
Por la tercera. Pasa al 39.
Por la cuarta. Pasa al 81.
También puedes salir del templo por su puerta principal. Si haces esto, consulta el plano y elige otra localización.