I 61

Cuando te acercas a la vieja, las muchachas se dan la vuelta avergonzadas y se marchan.

– ¡Válgame Dios bendito! –grita la vieja, visiblemente molesta por tu presencia y la de Mateo–. ¿Es que esta anciana no puede ganarse el pan tranquilamente para poder llenar el buche los pocos días que le restan de vida?

Ves cómo la vieja guarda algo en una cesta que sostiene con su brazo izquierdo. Te disculpas por importunarla, y le preguntas por Alis y los bandidos.

– No, no he visto a quien me decís. Y ahora dejadme, a no ser que os interese...

La vieja se queda pensativa, pero no acierta a decir palabra.

¿Le preguntarás qué puede ofrecerte? Pasa al 78.
¿O prefieres marcharte? Pasa al 100.