I 59

La anciana coge tus monedas con un gesto de satisfacción y os pide que le sigáis (descuéntate 5 maravedíes de tu bolsa).

Llegáis a una pequeña casa de adobe de dos plantas algo más adelante en la misma calle. La vieja anuncia su llegada. Pasas al interior detrás de ella. Dos jóvenes mozas vienen a recibirla, y se alegran de ver que trae invitados. La casa es bastante humilde, apenas hay tres taburetes y una tabla de madera apoyada contra la pared. Una de las muchachas acerca unos caballetes al centro y la otra pone la tabla de madera sobre ellos a modo de mesa.

– Entonces –dice la anciana, una vez que os habéis sentado– buscáis a una muchachita y a unos hombres.

Le aclaras que se trata de unos bandidos y que han raptado a la niña que les acompaña.

– Entiendo –dice la vieja, pensativa–. Tendré que hacer unas averiguaciones, pero enseguida sabré la respuesta. Mientras, ¿por qué no os relajáis con mis ahijadas en el piso de arriba?

La vieja se levanta y se dirige hacia la puerta.

¿Le dices que prefieres acompañarla? Pasa al 9.
¿O piensas que estás cansado y te apetece relajarte un poco? Pasa al 55.