I 50

El monje abre la puerta rápidamente cuando le dices que crees estar poseído por un mal espíritu o aquejado por un mal de ojo. Te pide que entres, y entonces puedes ver su hábito marrón con capucha, lo que lo identifica como un franciscano. El monje cierra la puerta detrás de ti y de Mateo y os quedáis sumidos en la oscuridad. Os pide que le sigáis, cosa que hacéis. Os lleva a un claustro que se abre a un patio con un pequeño huerto y algunos árboles, y os pide que esperéis. Al cabo de un instante, el monje vuelve con dos de sus hermanos. Uno de ellos es el prior del convento, y el otro es el hermano Antonio, que tiene conocimientos sobre exorcismos; su exagerada tonsura es un reflejo de su fanatismo religioso. El hermano Antonio te pregunta por los síntomas, y tú se los explicas detenidamente. Una vez que lo has hecho, el hermano Antonio le dice al prior que necesitará de la ayuda de algunos de los hermanos, y este envía al monje que os abrió la puerta para avisarles.

Os encamináis hacia un edificio que resulta ser la iglesia donde normalmente se celebra la misa para todos los habitantes de Palma del Río. El hermano Antonio te ordena que te tumbes sobre el altar, mientras hace los preparativos para el exorcismo. Mientras tanto, el prior confiesa a Mateo y le absuelve de sus pecados para que pueda estar presente en el exorcismo. En un momento te ves rodeado de siete monjes, más el prior, el hermano Antonio y Mateo.

Si la maldición que te aqueja tiene que ver con la pérdida de puntos de Rasgos, el ritual tendrá efecto; de lo contrario, no servirá para nada.

El franciscano comienza con una oración a los santos a los que se consagra el convento, santa Clara y santo Domingo, y prosigue con una oración a Santa Orosia. Entonces todos los monjes se arrodillan formando un círculo en torno a ti y comienzan a murmurar unas oraciones. El exorcista te rocía con agua bendita al tiempo que sostiene un crucifijo de plata, y repite varias exhortaciones:

"Cualquiera que seas, espíritu inmundo, te mando, así como a tus compañeros que poseéis a este siervo de Dios, en nombre de los misterios de la encarnación de la pasión, de la resurrección, y de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo y en nombre del Espíritu Santo, que me digas tu nombre y me indiques el día y la hora en que saldrás de este cuerpo. Te mando que me obedezcas y te prohibo que atormentes más a esta criatura"

Si la maldición que te aqueja tiene que ver con la pérdida de puntos de Rasgos, pasa al 66.
De lo contrario, pasa al 85.