I 92

Te apiadas del pobre anciano y consientes en cargarlo sobre tus espaldas. Le preguntas dónde vive y te dice que tiene una cabaña en las afueras del pueblo. Abandonas la morería y atraviesas la puerta de la muralla norte, saliendo del pueblo, no sin antes decirle a Mateo que te espere junto a la puerta.
Caminas un buen rato con el viejo a tus espaldas. De repente, comienzas a sentirte muy cansado, te cuesta mucho mantener abiertos los ojos, los párpados cada vez te pesan más... hasta que caes en un profundo sueño y te desplomas en el suelo junto con el anciano.

Es una noche cerrada sin luna cuando despiertas. Te cuesta bastante ponerte en pie. Cuando lo haces, descubres que el anciano aún está sobre ti, pero hay algo raro... ¡sus pies se han fundido con tu pecho! Luchas por quitártelo de encima, pero es completamente imposible: ahora el anciano y tú sois un solo ser. Serás su montura de por vida... una vida corta, por suerte, ya que morirás dentro de pocos días, enfermo y agotado...