I 80

Caminas a lo largo de un angosto callejón hasta que topas con una gran puerta de madera reforzada. De ella parten unas murallas de escaso grosor y sin adarve. Se trata de la judería de Palma del Río. El lugar permanece silencioso, y no hay nadie guardando la puerta desde fuera. No hay manera de pasar, por lo que gritas con la esperanza de que alguien te escuche al otro lado de la puerta.

– ¿Quién sois? –grita una voz ronca desde el otro lado–. No se permite la entrada a nadie que no sea judío.

Si no sabes cómo hacer para que te abran la puerta, deberás volver sobre tus pa-sos.

Pasa al 100.